miércoles, 24 de septiembre de 2014

Struwwelpeter

Struwwelpeter

'Die Geschichte vom bösen Friederich' (La Historia de Federico el Cruel), un chico violento aterroriza a las personas y, especialmente, a los animales. Un buen día un perro lo muerde y el niño se enferma, por lo que después tiene que estar recluido, tomando los remedios horribles que le da el médico, mientras que el el perro se come su sabrosa cena:



¡Federico, Federico



era un demonio de chico!
A los bichos, por las malas,
les arrancaba las alas.
Mataba pájaros, gatos,
destrozaba sillas, platos;
y su maldad era tanta
que azotó a su nana, Marta.
En la fuente, con afán,
saciaba su sed un can.
Federico, el muy malvado,
lo sorprende descuidado
y, sin pensárselo mucho,
azota al infeliz chucho.
El perro gime y, arisco,
responde con un mordisco.
Federico, el imprudente;
grita y llora amargamente,
hasta que el perro se asusta
y se larga con la fusta.
                                                                  Federico queda en cama



gime, llora y se desgarra.
Viene el doctor y lo examina:
"pociones amargas", su medicina.
El can, en cambio, se harta
de salchichas y de tarta.
Y antes de seguir camino,
se merienda un buen tocino,
y vigila bien la fusta,
porque el palo no le gusta.


En 'Die gar traurige Geschichte mit dem Feuerzeug' (La Trágica historia de Paulina y los Cerillos), una chica juega con fuego y se quema hasta morir:
Los papás de Paulinita
la dejan sola en casita
La niña corre, jugando
con su muñeca y cantando,
hasta que -¡Oh, maravillas!-
ve una caja de cerillas.
"¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
-dice, al verla, Paulinita:
"Voy a probar a encender,
como mamá suele hacer"
Pero Mina y Minz, las gatas,
alzan a la par sus patas
y chillan:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Paulinita desatiende
el buen consejo, y enciende,
como se ve en la figura,
la cerilla -¡ay, qué locura!-
mientras salta de contento,
sin descansar un momento.
Pero Mina y Minz, las gatas,
levantan, locas, las patas:
"¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
le dicen, con sus maullidos:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Las llamas -¡ay!- han prendido
en la manga, en el vestido,
la falda, la cabellera;
¡Se quema la niña entera!
-¡Ay!- Mina y Minz, las gatitas,
¡cómo chillan, criaturitas!
"¡Auxilio!, ¡Ayuda, por favor!
¡Arde la niña, oh, pavor!"
"¡Miau, miau, traigan agua!
¡Qué espanto! ¡Miagua, miagua!"
La niña -¡qué gran tristeza!-
ardió de pies a cabeza.
Quedaron sólo cenizas,
y rojas, dos zapatillas.
Y Mina y Minz, las gatitas
lloran, lloran ¡pobrecitas!
"¡Qué tragedia, miau, miau miau!
¿Cuándo vendrán, papáu, mamáu?"
Y derraman, tristemente,
de lágrimas un torrente.


'Die Geschichte vom Daumenlutscher' (La Historia del Pequeño Chupa-dedo), una madre advierte a su hijo sobre no chuparse el dedo. Sin embargo, el mocoso insiste y se aparece un sastre que le corta los pulgares con unas tijeras.

"¡Conrado!", dice mamá:
"Salgo un rato, estate acá
sé bueno, juicioso y pío
hasta que vuelva, hijo mío
y no te chupes el dedo
porque entonces —¡ay, qué miedo!—
vendrá a buscarte, pillastre
con las tijeras el sastre
y te cortará —tris, tras!—
los pulgares, ya verás".
Sale la señora y ¡zas!
¡Chupa que te chuparás…!
Se abre la puerta y de un salto,
entra en la casa, al asalto,
el terrible sastre aquél
que venía en busca de él.
Con la afilada tijera
le corta los dedos —¡fuera!—
y deja al pobre Conrado,
llorando desconsolado.
Cuando mamá vuelve al hogar,
Se lo encuentra -¡puro llorar!-
¡Sin pulgares se quedó,
el sastre se los cortó!

Traducido como Pedro MelenasPedro El Desgreñado o El Despeluzado es el personaje principal del libro para niños del mismo nombre, obra del médico alemán  Heinrich Hoffmann (1809 - 1894).
Es uno de los libros de cuentos alemanes más exitosos; ha sido traducido a múltiples idiomas. Consta de varias historias (narradas en verso) en las que en cada una de ellas es protagonista un niño con algún vicio o "malcomportamiento" distinto, quien al final, recibe un castigo.

En el año 1844 el joven doctor alemán Heinrich Hoffmann (1809-1894), después de buscar en vano en las librerías de Frankfurt en vísperas de Navidad, un libro ilustrado que le pareciera interesante para su hijo de cuatro años, decidió comprar un cuaderno escolar y se puso a escribir unas historias que ilustró con sus propios dibujos. El texto comenzaba con "La historia del malvado Federico", en cambio la presentación de "Der Struwwelpeter" —traducido al castellano como "Pedro Melenas", personaje que daría posteriormente nombre al libro—, en el manuscrito figuraba al final. Löning, un conocido del autor, publicó por primera vez el libro en una edición de 1.500 ejemplares en 1845. El propio Hoffmann cuidó personalmente que la impresión de los dibujos no alterara en lo más mínimo los colores y el estilo original. Lo que no quería era que se deslizara en las páginas nada del estilo artificioso y dulzón tan característico de los libros infantiles que se publicaban en el momento y que él había rechazado en su búsqueda de un libro para su hijo. Los 1.500 ejemplares fueron vendidos en un mes, y a esta primera siguieron infinidad de ediciones y traducciones a múltiples idiomas; siendo para destacar que el propio Mark Twain* fue el responsable de una de las traducciones de Der Struwwelpeter al inglés. (*) A esta traducción de Mark Twain se puede acceder por Internet:www.fln.vcu.edu/struwwel/twpete.html .

Aquí está contado en alemán:


No hay comentarios:

Publicar un comentario